Donde hay pelo (y calçots y vino) hay alegría

¿Qué mejor forma de salir de hibernación que comiéndose un buen calçot? Hacerlo junto a un grupo de osos con los porrones (de vino) bien cargados.


Dice el refrán que donde hay pelo hay alegría… ¿y dónde hay más pelo que en una quedada de osos? ¡En ningún sitio! (No pongas eso en duda, lo hemos confirmado con varios estudios científicos muy rigurosos avalados por la Universidad Rey Juan Carlos). Así que el día que decidimos juntar a un montón de osos y llevárnoslos de calçotada ya sabíamos que las risas iban a estar aseguradas.

Pero, por si acaso, además de los calçots nos agenciamos unos porrones y un poco de vino (diríamos que lo justo y necesario pero ¿a quién queremos engañar?).

​¿Osos comiendo y bebiendo vino? El plan perfecto.

La Caravana Osuna, dispuesta a acabar con las existencias de calçots (y vino) del restaurante.

Comerse un calçot (como comerse cualquier cosa) tiene su truco. Su arte. Su magia. Por suerte parece que todos los asistentes a la calçotada de 2018 tenían mucha experiencia comiendo (entre otras muchas cosas) calçots y no perdieron la oportunidad de mostrar a los demás sus mejores habilidades a la hora de llevárselos a la boca.

Si alguna vez has comido calçots sabes que a veces puede llegar a ser una experiencia… religiosa

Y por supuesto, gracias a Torres Ibarzo tenemos las pruebas de que más de uno vio a la virgen:

¿Creías que exageraba con lo de la experiencia religiosa? Pero míralos… ¡¡MÍRALOS!! Mandíbulas casi desencajadas, caras de sorpresa, lenguas fuera, expresiones de éxtasis, estiramientos a lo Nadia Comaneci… ¿Estamos seguros de que solo se estaban comiendo un calçot?

Menú especial para celíacos

Y si los ves así de guapos tan emocionados y tan entregados a los calçots… imagínate cómo fue la cosa en cuanto empezó a circular el vino en los porrones. Porque amiga, una cosa es beberte un vino en casa haciéndote la interesante como la protagonista de una serie americana y otra es darle al porrón. Probablemente Ana Wintour no vería con buenos ojos que la gente beba de un porrón… pero ¿a quién le importa lo que diga la Wintour? ¡Beber vino -y acertar, un detalle importante- nunca fue tan divertido!

Aunque, de nuevo, los asistentes demostraron sobradamente que ya tenían experiencia en estas lindes:

Por suerte para todos ningún oso resultó herido durante la celebración de nuestra ya tradicional calçotada; y no será porque alguno no lo intentara. Pero eso son cosas que no podemos explicar en el blog. Que no es que nadie nos censure ni nada de nada, es que que no es lo mismo contarlo que vivirlo. Así que si el año que viene te apetece apuntarte, dínoslo. Que cuantos más seamos más reiremos…

Y más vino podremos pedir, también.

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