¿Qué ha hecho que el reggaeton invada las pistas de baile? ¿Cuándo le hemos dado la espalda al pop para enseñarle el culo y menearlo?
Queridas amigos: ¿Qué nos ha pasado?
¿Cuándo, cómo y por qué decidimos desterrar el pop luminoso y efervescente que tanto nos hacía disfrutar hace unos años para ceder las pistas de baile a los ritmos repetitivos, sombríos y ominosos del reggaetón? ¿Cuándo, cómo y por qué la gente de cualquier discoteca ha dejado de bailar esto…
…y prefieren bailar esto?
Y dirás que estamos exagerando y que lo que pasa es que somos unas viejarraskas; pero algo va mal en el mundo en general cuando la canción de la Lauper tiene 500 millones de reproducciones en Youtube… Y la otra (que salió hace año y medio) lleva 1.500 millones.
Mil quinientos millones de reproducciones son muchas y, sobre todo, no son el resultado de una moda pasajera. El reggaetón es como ese invitado a tu chill del domingo que sabes cuándo llega pero no a qué hora del jueves siguiente piensa salir de tu baño.
Hay muchos motivos que pueden explicar por qué el reggaetón se ha vuelto más omnipresente que el Wi-Fi y más intrusivo que Facebook. Desde factores socioeconómicos hasta corrientes culturales; aunque no hay que descartar otro motivo descubierto en febrero de 2017 tras la realización de un estudio en la Facultad de Sociología y Menaje del Hogar de la Universidad de Wichita (Murcia) que aseguró que los seres humanos cada vez nos estamos volviendo más “bobas”. Ése fue el término científico utilizado y nosotros si hay dos cosas que respetamos en esta vida son las barbas y los términos científicos.
Pero ¿cómo empezó todo esto? ¿Cuál fue el momento cumbre de la historia de la cultura pop que estableció el Reggaetón como arma de dominación discotequera masiva?
La respuesta es fácil y tiene nombre de mujer:
Roser
Nadie le reconocerá jamás el mérito (o la culpa) de haber sido pionera musical del estilo al que hoy se quieren apuntar hasta Bigote Arrocet y María Teresa Campos; pero antes de la Foureira ya hubo una cantante de larga melena que nos embelesó con una canción dedicada al ígneo elemento. Y era reggaetón.
Lo que pasa es que era un reggaetón pop que en su momento no llegó a cuajar pero que, curiosamente, hoy es casi casi lo único que se escucha. Roser se adelantó a su tiempo. Si su fuego fuera lanzado y le añadieran un señor fieramente heterosexual al que no se le entiende cuando habla porque parece que aún tiene la boca dormida después de salir del dentista…HIT MUNDIAL.
Para poder entender la magnitud de la tragedia en la POPAIR llevamos meses investigando el tema y hemos llegado a la conclusión de que lo que pasa con el reggaetón es que es una música ideal para realizar una acción que hemos tenido a bien bautizar como:
CHOCHERÍO
Entendemos que “chocherío” es un término (científicio, por supuesto) con una gran carga filosófica y antropológica que no todo el mundo es capaz de entender.
Bueno, todo el mundo no sabemos pero nosotros no lo entendíamos aunque nos encantaba el nombre; y por eso fuimos a hablar con algunos de los DJs más aclamados en los circuitos de Bodas, Bautizos y Comuniones de la península ibérica. Y fue uno de esos DJs el que dio en la clave: “Mira, a ver cómo te lo explico. Yo hace 3 o 4 años iba a una fiesta y si la gente no estaba muy animada les metía una Kylie, una Madonna, una Raffaella con sus buenos 128bpm (beats por minuto) y aquello era un locurón. Pero ahora no. Ahora pones una canción que tenga más de 100bpm, que es a lo que se mueve el reggeatón, entre los 80 y los 100bpm, y la gente que antes levantaba las manos y saltaba y gritaba ahora se va al baño. ¡¡AL BAÑO!!“.
Esa tendencia nos la confirmó una profesional del ocio nocturno, que además señaló a una nueva amenaza en el horizonte: “El trap. ¿No lo habéis notado? Echaremos de menos el reggaetón, ya veréis“.
El 64% de las pantallas rotas en smartphones ocurren por estos bailes, según datos oficiales extraídos del Instituto de Estadísticas QMADI. (Que Me Acabo De Inventar)
¿Y por qué triunfa el reggaetón? “Porque así la gente folla más rápido“, nos explica otro DJ con una amplia experiencia pinchando en cumpleaños infantiles, “Yo lo he visto con mis propios ojos. Antes la gente venía y te pedía una canción porque querían desfasar con sus amigos y amigas y saltar y gritar y cantar en voz alta. Ahora te piden la canción porque quieren restregarle la cebolleta al ligue de turno y así tienen excusa“. Eso ha llevado a la conversión de la pista de baile de un lugar en el que socializar bailando (o intentándolo, que algunas parecéis Playmobils, pero os queremos igual) a uno en el que intimar a base de restregar todas las partes de tu cuerpo con el de otra persona.
Y eso es lo que llamamos CHOCHERÍO.
Las estrellas del pop tradicionales están devastadas porque se resisten a sucumbir a los encantos comerciales del Chocherío; lo que puede explicar por qué llevamos tantos años sin que una Madonna, una Kylie o una Lady Gaga al menos nos saquen himnos pop discotequeros que nos obsesionen como ocurrió en su día con Hung Up, Can’t Get You Out Of My Head o el Opá, Yo Viacé Un Corral (el equivalente hetero al Sissy That Walk).
La mala noticia es que no parece que el reggaetón vaya a irse muy lejos en breve (aunque aún hay fiestas pop que no han sido invadidas por hordas de reggaetoneros que amenazan a los DJs con tirar de un cable si no les ponen el Criminal, cri cri criminal; pero la buena noticia es que, al menos, el Chocherío se está volviendo inteligente.
Cuando el reggaetón llegó a nuestras vidas más de uno se espantó al comprobar lo tremendamente machista que era. A ver, seamos serios: machismo en el mundo de la música ha habido toda la historia de la humanidad y tal vez eso explique por qué los hombres gais sienten debilidad por las cantantes femeninas: no están hablando constantemente de las señoras y sus partes íntimas. Eso también explicaría por qué algunos cantantes masculinos fieramente heterosexuales triunfan entre el público gay: porque sus canciones son de género neutro. No es lo mismo cantar “tú y tú y tú y solamente tú” que “me gustan las mujeres, me gusta el vino“, por ejemplo.
En el caso del reggaeton y el Chocherío, las canciones con las que desembarcaron en nuestra vida los artistas de reggaetón resultaron ser tremendamente imaginativas a la hora de inventar metáforas para decir, básicamente, “a esa chica le hace falta mi rabo“. Y eso ha sido todo lo imaginativo que ha tenido jamás el reggaetón. Probablemente la chica es feliz paseando con sus amigas por la playa, pero el cantante de reggaetón medio está obsesionado con darle “gasolina” aunque ella no se lo pida. Así que tanto la música, la estructura y la producción (que siempre son las mismas) están pensadas para fundirse enuna gran canción que no termina nunca diseñada para que las mujeres se tiren al suelo y se dejen hacer de todo.
Hasta participar en el programa espacial de su país y viajar a la velocidad de la luz:
Pero las mujeres son muy listas (y si no te lo crees mira la saga de Jurassic Park: que todos los dinosaurios son hembras y llevan ya 5 películas) y con el tiempo han reclamado el Chocherío como forma de expresión y empoderamiento. A la que, cómo no, se ha sumado el sector más joven del colectivo gay. Las mujeres siguen tirándole al suelo, siguen restregándose con las columnas, siguen agitando sus panderos como si les hubieran prendido fuego; pero ya no lo hacen para complacer al macho que canta sino para lucirse ellas mismas. Quieren atraer, sí; pero quieren atraer las miradas, porque para todo lo demás se valen ellas solitas y deciden el cómo, el cuándo y el con quién.
Y los vídeos de Instagram quedan mejor si no hay un señor vestido de Teleñeco a tu lado. Ellas bailan solas.
Entonces… ¿Hay una relación entre la feminidad y el reggaetón? El experto en reggaetón con el que hemos hablado se ha mostrado ambiguo pero reconoce la posibilidad: “A ver, nen, el reggaetón es pa’ perrear. Las pivas perrean y tú pues estás ahí pim pam, miras, pim, te acercas, pam y eso. Sabes ¿no? Pero los tíos, por lo que sea nen, no bailamos así, nosotros somos más de quedarnos ahí medio quietos y mirar y hacer así con la mano”, el experto simula una pistola con sus dedos y apunta rítmicamente a su entrepierna, como si quisiera decirnos dónde está su cerebro, “Así que no sé… Sí, puede ser que en una fiesta hetero el reggaetón tire más… Supongo que en una fiesta con muchos tíos pues sería raro ¿no? O no… Buah pavo, es que el heteropatriarcado es un movidón y lo mismo pues esa música está pensada para que los tíos cis-heterosexuales sigan viendo a las tías como objetos y ahora ellas se han reapropiado de esa cosificación. Y los gais… Pues mira, que cada uno lo que le dé la gana. A lo mejor es que aunque son gais siguen siendo tíos y estamos programados para que haya actitudes que nos parecen más femeninas y nos da apuro hacerlas. Pero eso está cambiando mogollón, pavo. No sé. Yo no soy gay, no sé qué decirte, nen“.
La investigación sobre el reggaetón nos ha planteado más dudas que respuestas; pero lo que sí tenemos claro es que al público de la POPAIR el reggaetón no le llama mucho en general. Disfrutáis con un poquito de Shakira, sí. Y hasta con un poquito de Bad Gyal.
Pero resistís el paso del tiempo y las modas volviéndoos locas con el Timebomb o con Sonia y Selena. “Porque que te la chupe un tío no te hace gay ¿verdad?“, pregunta el experto en reggaetón.